Blog | Series de Estudios Bíblicos "La Unción Que Inutiliza"
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Durante cuatro miércoles tuvimos el privilegio de participar en la serie “La unción que inutiliza”, dirigida por el pastor Emilio Licier. En estas sesiones exploramos el significado de la palabra unción e inutilizar. Además, se discutieron los cinco ingredientes de la unción que se mencionan en Éxodo 30:22-31, donde cada ingrediente tiene su significado y como cada uno representa procesos por los cuales debemos pasar. Esta serie fue una invitación a reflexionar sobre lo que es ser realmente ungido y cómo el Espíritu Santo quiere trabajar con nosotros y manifestarse en nuestras vidas.
Primero, vamos a definir unción e inutilizar. Unción significa untar. Vemos en el Antiguo Testamento que se ungían cosas y personas para ser consagradas. Ya en el Nuevo Testamento esto se sustituye por la promesa del padre, que es el derramamiento del Espíritu Santo. Inutilizar significa impotencia e ignorancia. El pastor nos estuvo diciendo que el tema de esta serie parecía contradictorio y es que, si vemos las definiciones y vamos al título de la serie, debemos ser ungidos o tener un derramamiento del Espíritu Santo para ser inservibles y se manifieste Dios por medio de nosotros. Para esto tenemos que morir a lo que creemos es bueno y hacer lo que Dios quiere que se haga.
El proceso de unción es para que desaparezcas y aparezca Dios. El propósito del Espíritu Santo, aparte de testificar, es que podamos desaparecer y Él se manifieste a través de nosotros. Que se refleje por medio de nosotros sin tener que decir una palabra.
Somos llamados a ser parte del cuerpo de Cristo. Como cristianos, debemos cuidar la iglesia de Jesús, haciéndonos parte del cuerpo. Con esto le damos la libertad al Espíritu Santo a que haga, pues Cristo no viene a buscar un ministerio, sino viene por su iglesia y la va a edificar por medio de la unción dell Espíritu a aquellos que se dejen. El título más grande que pueden darnos en el cielo es de siervo inútil, y para esto el Espíritu Santo nos tiene que inutilizar.
Para profundizar un poco sobre permitir que el Espíritu Santo haga esto en nosotros, veámos Éxodo 30:25 “Y harás de ellos el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la santa unción.” El arte es la capacidad para hacer, para crear. El arte es la capacidad que Dios nos dará para hacer la misión que nos ha de asignar para así poder hacer la obra, poder servirle y poder honrarle. Para esto debemos tener las herramientas y la disposición. El perfumador es llegar a comprender y conocer los secretos de los tiempos de la manifestación del Espíritu.
La gracia te mueve a hacer cosas y empiezas a producir el fruto que Dios quiere que produzcas para determinado tiempo. La gracia se mueve cuando el Espíritu se mueve. Si vemos que empieza a moverse algo diferente y no nos movemos pues estamos enamorados de lo que hacemos, nos corremos el riesgo de perdernos la bendición y la gracia que viene para ese tiempo se estanca. Algo que estaba dando frutos comienza a estancarse.
Antes de explicar los ingredientes de la unción, abundemos un poco sobre morir y que Cristo sea manifestado. Para esto veamos Ezequiel 1:4-10. Aquí nos habla sobre una figura de cuatro seres vivientes. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Estos versículos nos hablan de un Cristo manifestado.
La cara de hombre es Dios hecho hombre, que dejó su gloria primera para humillarse y fue tentado en todo. La cara de león es Jesucristo, el león de la Tribu de Judá, el que se manifiesta cuando le alabamos. La cara de buey es el que lleva el peso de nuestros pecados. Y la cara de águila es Jesucristo, el que tiene el poder de subir a las alturas y bajar a lo más profundo de la tierra. El que se levantó de los muertos y está sentado a la diestra del padre transformado en un cuerpo glorificado. El que no importando los años que llevemos convertidos, seremos transformados como las águilas.
Hay una perfección que debemos querer alcanzar con la transformación que le permitamos al Espíritu Santo que haga en nuestras vidas. En Filipenses 1:6 dice: “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” La perfección la alcanzaremos cuando hagamos cambios radicales en nuestras vidas. Y esto no es algo solamente del Espíritu Santo, también tiene que ver con nosotros. Para que Él me perfeccione, tengo que subirme al altar de sacrificio y dejar que Él haga la obra.
Pasemos, entonces, a los ingredientes de la unción y lo que significa cada uno. Veamos Éxodo 30:22-31 “Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin. Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa. Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base. Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado. Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes. Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la santa unción por vuestras generaciones.”
Mirra excelente – Significa santificación, es cuando somos restaurados. Esto es una obra del Espíritu Santo y nosotros. El Espíritu Santo nos trae convicción de pecado y nosotros reconocemos que somos pecadores, arrepintiéndonos. En este momento las personas tienen sus dones y talentos y Dios los empieza a usar para cosas tremendas. Es por esto que piensan que están llenos del Espíritu Santo y que esta es la mayor unción que necesitan, pero Dios no se ve por ningún lado. Tienen muchos dones y talentos sin carácter. Filipenses 2:5-8 dice “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Jesucristo se despojó, se humilló y cargó su cruz. Debemos actuar como Jesús y despojarnos. En este nivel todavía nos identifican con nuestro pasado, que en nada edifica, y debemos seguir avanzando.
Canela aromática – Significa consagración. Esto es una decisión personal, y no todas las personas llegan a este paso. En la consagración le damos autoridad al Señor de que nos pase por los procesos que tengamos que pasar. Es apartar algo o alguien para ser reservado para el propósito de Dios. Aquí es donde le damos el primer lugar a Dios. Es la mayor honra que podemos darle. Es dejar que Dios quite todo lo que no le agrade y ponga todo lo que quiere. Ahora bien, consagrarse no significa dejarlo todo, pues no a todo el mundo Dios le pide esto. Esto tiene que ver con que nos separemos y pongamos a Dios primero en nuestras vidas. Cuando decides separarte para Dios, Él te va a probar. En ese tiempo de separación, es poner primero la misión que Dios ha puesto en tus manos, es consagrarnos con el primer ministerio honrando la familia, pasando tiempo de calidad con ellos. Debemos separarnos de los hábitos y costumbres que no honran a Dios. También nos consagramos para servirle. Todas estas áreas van de la mano y en ellas debemos ser santos y agradar a Dios.
Cálamo aromático – Significa quebrantamiento. Esto depende totalmente de Dios. Luego que le das la autoridad a Dios y al Espíritu Santo, comienza a trabajar en nosotros para inutilizarnos y que la figura de Jesucristo comience a reflejarse. Es importante permitir que el Espíritu Santo haga su obra completa. Esto es una de las obras más maravillosas que el Espíritu Santo puede hacer con una persona, pero a nadie le gusta esto. El quebrantamiento puede ocurrir por varias razones. Una de ellas es que cometemos algún error y nos quebrantamos pues algo nos salió mal y, aunque queremos echar culpas, fue por una mala decisión tomada. También podemos estar haciendo todo bien y aún así viene el quebranto. No podemos olvidar que le dijimos al Señor “Haz tu obra de perfección”, y el final de la obra es una formación de carácter. Dios nos pasa por el quebranto, pero también nos guía y nos da la capacidad de entender y salir. Un espíritu quebrantado es una persona que reconoce su necesidad de Dios, acepta sus errores, no es terco ni testarudo, es una persona que escucha y se deja moldear por Dios. Es ahí donde Dios puede mostrar su fortaleza. Podemos ver el tema del quebrantamiento en Isaías 53:10-12 “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”. El quebranto es necesario para crear testimonio. Vas a pasar por procesos, estés o no con Dios. Ahora, si los pasamos con Dios, Él es quien va a pelear por nosotros.
Casia – Significa humillación. Esto es una decisión personal. Dios nos puede pedir humillarnos y nosotros no hacerlo. Sin embargo, para fortalecer el testimonio de Jesucristo en nuestras vidas, ya que se humilló por nosotros, Dios nos pide que nos humillemos y lo busquemos. Si hacemos esto, entonces Él se va a glorificar. La acción de humillarse, que mueve el corazón de Dios y provoca que el poder del Espíritu Santo se manifieste tiene dos reacciones: humillarme delante de Dios y humillarme delante de algún ser humano, que es el más difícil. 2 Crónicas 7:13-16 dice “Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.”. Cuando te humillas, reconoces que dependes totalmente de la misericordia de Dios, y ahí es donde nos quiere llevar el Espíritu Santo.
Aceite de oliva – Significa muerte y mayor manifestación. En Lucas 22:39-44 dice “Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.” Getsemaní en hebreo significa “prensa de aceite”, para sacar lo mejor de Jesús. En este punto estamos muertos, el orgullo no existe y debemos estar en la prensa de aceite para que salga lo mejor, que es Cristo. En arameo significa lagar de olivos. En el lagar las uvas se pisaban. Debes dejar que el Espíritu Santo nos pisotee para sacar lo mejor de Jesucristo en nosotros.
Debemos dejar que el Espíritu Santo trabaje con nosotros. Nunca seremos perfectos, pero debemos querer dar un buen testimonio de que Jesucristo está en nuestras vidas. Dios trabaja con nosotros, con las cosas que hacemos o como nos puede usar con las personas, y eso no está mal, pero no debe ser lo más importante. Lo más importante debe ser que, dondequiera que vayamos, Cristo se refleje en cada uno de nosotros. No somos perfectos, pero dejemos que el Espíritu Santo haga la obra de perfección en nosotros.
Primero, vamos a definir unción e inutilizar. Unción significa untar. Vemos en el Antiguo Testamento que se ungían cosas y personas para ser consagradas. Ya en el Nuevo Testamento esto se sustituye por la promesa del padre, que es el derramamiento del Espíritu Santo. Inutilizar significa impotencia e ignorancia. El pastor nos estuvo diciendo que el tema de esta serie parecía contradictorio y es que, si vemos las definiciones y vamos al título de la serie, debemos ser ungidos o tener un derramamiento del Espíritu Santo para ser inservibles y se manifieste Dios por medio de nosotros. Para esto tenemos que morir a lo que creemos es bueno y hacer lo que Dios quiere que se haga.
El proceso de unción es para que desaparezcas y aparezca Dios. El propósito del Espíritu Santo, aparte de testificar, es que podamos desaparecer y Él se manifieste a través de nosotros. Que se refleje por medio de nosotros sin tener que decir una palabra.
Somos llamados a ser parte del cuerpo de Cristo. Como cristianos, debemos cuidar la iglesia de Jesús, haciéndonos parte del cuerpo. Con esto le damos la libertad al Espíritu Santo a que haga, pues Cristo no viene a buscar un ministerio, sino viene por su iglesia y la va a edificar por medio de la unción dell Espíritu a aquellos que se dejen. El título más grande que pueden darnos en el cielo es de siervo inútil, y para esto el Espíritu Santo nos tiene que inutilizar.
Para profundizar un poco sobre permitir que el Espíritu Santo haga esto en nosotros, veámos Éxodo 30:25 “Y harás de ellos el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la santa unción.” El arte es la capacidad para hacer, para crear. El arte es la capacidad que Dios nos dará para hacer la misión que nos ha de asignar para así poder hacer la obra, poder servirle y poder honrarle. Para esto debemos tener las herramientas y la disposición. El perfumador es llegar a comprender y conocer los secretos de los tiempos de la manifestación del Espíritu.
La gracia te mueve a hacer cosas y empiezas a producir el fruto que Dios quiere que produzcas para determinado tiempo. La gracia se mueve cuando el Espíritu se mueve. Si vemos que empieza a moverse algo diferente y no nos movemos pues estamos enamorados de lo que hacemos, nos corremos el riesgo de perdernos la bendición y la gracia que viene para ese tiempo se estanca. Algo que estaba dando frutos comienza a estancarse.
Antes de explicar los ingredientes de la unción, abundemos un poco sobre morir y que Cristo sea manifestado. Para esto veamos Ezequiel 1:4-10. Aquí nos habla sobre una figura de cuatro seres vivientes. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Estos versículos nos hablan de un Cristo manifestado.
La cara de hombre es Dios hecho hombre, que dejó su gloria primera para humillarse y fue tentado en todo. La cara de león es Jesucristo, el león de la Tribu de Judá, el que se manifiesta cuando le alabamos. La cara de buey es el que lleva el peso de nuestros pecados. Y la cara de águila es Jesucristo, el que tiene el poder de subir a las alturas y bajar a lo más profundo de la tierra. El que se levantó de los muertos y está sentado a la diestra del padre transformado en un cuerpo glorificado. El que no importando los años que llevemos convertidos, seremos transformados como las águilas.
Hay una perfección que debemos querer alcanzar con la transformación que le permitamos al Espíritu Santo que haga en nuestras vidas. En Filipenses 1:6 dice: “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” La perfección la alcanzaremos cuando hagamos cambios radicales en nuestras vidas. Y esto no es algo solamente del Espíritu Santo, también tiene que ver con nosotros. Para que Él me perfeccione, tengo que subirme al altar de sacrificio y dejar que Él haga la obra.
Pasemos, entonces, a los ingredientes de la unción y lo que significa cada uno. Veamos Éxodo 30:22-31 “Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin. Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa. Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base. Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado. Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes. Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la santa unción por vuestras generaciones.”
Mirra excelente – Significa santificación, es cuando somos restaurados. Esto es una obra del Espíritu Santo y nosotros. El Espíritu Santo nos trae convicción de pecado y nosotros reconocemos que somos pecadores, arrepintiéndonos. En este momento las personas tienen sus dones y talentos y Dios los empieza a usar para cosas tremendas. Es por esto que piensan que están llenos del Espíritu Santo y que esta es la mayor unción que necesitan, pero Dios no se ve por ningún lado. Tienen muchos dones y talentos sin carácter. Filipenses 2:5-8 dice “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Jesucristo se despojó, se humilló y cargó su cruz. Debemos actuar como Jesús y despojarnos. En este nivel todavía nos identifican con nuestro pasado, que en nada edifica, y debemos seguir avanzando.
Canela aromática – Significa consagración. Esto es una decisión personal, y no todas las personas llegan a este paso. En la consagración le damos autoridad al Señor de que nos pase por los procesos que tengamos que pasar. Es apartar algo o alguien para ser reservado para el propósito de Dios. Aquí es donde le damos el primer lugar a Dios. Es la mayor honra que podemos darle. Es dejar que Dios quite todo lo que no le agrade y ponga todo lo que quiere. Ahora bien, consagrarse no significa dejarlo todo, pues no a todo el mundo Dios le pide esto. Esto tiene que ver con que nos separemos y pongamos a Dios primero en nuestras vidas. Cuando decides separarte para Dios, Él te va a probar. En ese tiempo de separación, es poner primero la misión que Dios ha puesto en tus manos, es consagrarnos con el primer ministerio honrando la familia, pasando tiempo de calidad con ellos. Debemos separarnos de los hábitos y costumbres que no honran a Dios. También nos consagramos para servirle. Todas estas áreas van de la mano y en ellas debemos ser santos y agradar a Dios.
Cálamo aromático – Significa quebrantamiento. Esto depende totalmente de Dios. Luego que le das la autoridad a Dios y al Espíritu Santo, comienza a trabajar en nosotros para inutilizarnos y que la figura de Jesucristo comience a reflejarse. Es importante permitir que el Espíritu Santo haga su obra completa. Esto es una de las obras más maravillosas que el Espíritu Santo puede hacer con una persona, pero a nadie le gusta esto. El quebrantamiento puede ocurrir por varias razones. Una de ellas es que cometemos algún error y nos quebrantamos pues algo nos salió mal y, aunque queremos echar culpas, fue por una mala decisión tomada. También podemos estar haciendo todo bien y aún así viene el quebranto. No podemos olvidar que le dijimos al Señor “Haz tu obra de perfección”, y el final de la obra es una formación de carácter. Dios nos pasa por el quebranto, pero también nos guía y nos da la capacidad de entender y salir. Un espíritu quebrantado es una persona que reconoce su necesidad de Dios, acepta sus errores, no es terco ni testarudo, es una persona que escucha y se deja moldear por Dios. Es ahí donde Dios puede mostrar su fortaleza. Podemos ver el tema del quebrantamiento en Isaías 53:10-12 “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”. El quebranto es necesario para crear testimonio. Vas a pasar por procesos, estés o no con Dios. Ahora, si los pasamos con Dios, Él es quien va a pelear por nosotros.
Casia – Significa humillación. Esto es una decisión personal. Dios nos puede pedir humillarnos y nosotros no hacerlo. Sin embargo, para fortalecer el testimonio de Jesucristo en nuestras vidas, ya que se humilló por nosotros, Dios nos pide que nos humillemos y lo busquemos. Si hacemos esto, entonces Él se va a glorificar. La acción de humillarse, que mueve el corazón de Dios y provoca que el poder del Espíritu Santo se manifieste tiene dos reacciones: humillarme delante de Dios y humillarme delante de algún ser humano, que es el más difícil. 2 Crónicas 7:13-16 dice “Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.”. Cuando te humillas, reconoces que dependes totalmente de la misericordia de Dios, y ahí es donde nos quiere llevar el Espíritu Santo.
Aceite de oliva – Significa muerte y mayor manifestación. En Lucas 22:39-44 dice “Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.” Getsemaní en hebreo significa “prensa de aceite”, para sacar lo mejor de Jesús. En este punto estamos muertos, el orgullo no existe y debemos estar en la prensa de aceite para que salga lo mejor, que es Cristo. En arameo significa lagar de olivos. En el lagar las uvas se pisaban. Debes dejar que el Espíritu Santo nos pisotee para sacar lo mejor de Jesucristo en nosotros.
Debemos dejar que el Espíritu Santo trabaje con nosotros. Nunca seremos perfectos, pero debemos querer dar un buen testimonio de que Jesucristo está en nuestras vidas. Dios trabaja con nosotros, con las cosas que hacemos o como nos puede usar con las personas, y eso no está mal, pero no debe ser lo más importante. Lo más importante debe ser que, dondequiera que vayamos, Cristo se refleje en cada uno de nosotros. No somos perfectos, pero dejemos que el Espíritu Santo haga la obra de perfección en nosotros.
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